Hace unos días asistí a un evento de Henkel sobre lejía (Estrella, Neutrex y Conejo), y aunque creí que sería aburrido me sorprendí a mí misma pasándomelo genial. De hecho ha sido uno de los eventos en donde más aprendí cosas prácticas.
El lugar elegido para el evento fue el Espacio Mood, un lugar precioso, perfecto para cualquier evento.
Aun recuerdo el olor de la lejía cuando era pequeña, que era el producto de limpieza que no podía faltar en cada hogar: yo lo odiaba. Así que cuando fui madre y tuve mi casa, decidí no limpiar con lejía sino con productos más actuales. Además del olor me preocupaba que fuera tan tóxico y que desteñía la ropa. Así que estos 14 años que llevo teniendo mi casa, solo usé lejía en contadas ocasiones con fines muy concretos.
Pero el evento al que fui el otro día me cambió todo.
Aprendí que eso que oscurece las juntas del baño son HONGOS, y que el olor a humedad de la ropa cuando se seca mal son HONGOS. Y que la lejía rompe la molécula del olor, y mucho más.
Mi cara de incredulidad total al ver calcetines de colores dentro de un recipiente con agua y lejía.
Impresionante ver como las manchas de comida de bebé (fruta, verdura) desaparecían sin dejar rastro alguno tras 10 minutos con lejía.
Y como no, ver a mis amigas Sara y Bea.
Con todo lo que aprendí en el evento no esperé a que me llegaran los botes de lejía que ellos me enviarían, esa misma tarde fui a comprarlos.
Es el método de limpieza más efectivo, más económico y más sencillo.
Importantes datos y consejos:
- La lejía sirve para blanquear ropa blanca y la de color también, lo importante es medir muy bien las cantidades. Y obviamente primero mirar la etiqueta y probar en una zona que no se vea.
- Cambiar las toallas cada día, de manos y de cuerpo, porque la humedad y el encierro del baño hacen que crezcan amiguitos indeseados. Y después nos quejamos de las dermatitis y picores ¡a saber!
- Usar lejía en cada lavado de la lavadora evita que se acumulen hongos en el cajón del jabón y en la goma del tambor.
- No usar nunca el secamanos de aire caliente de los baños públicos, ahí dentro crecen y viven bacterias que van directas a nuestras manos recién lavadas. Casi mejor secarlas con nuestra ropa.
- Cambiar el paño de cocina cada día. Yo voy más lejos y lo cambio por cada uso.
- Si limpiamos con lejía al menos sabemos que la fregona, los paños y trapos no tendrán bacterias viviendo dentro, desinfectamos y los paños que usamos también quedan desinfectados. A veces acabamos limpiando con un paño sucio.
Bueno, ya no tiraré a la basura tantos calcetines con la planta del pie negra como los dejan mis hijas, ni las camisas con las axilas amarillas.
Al fin y al cabo, la lejía de toda la vida, es la que mejor limpia.