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Odontopediatra respetuosa en Barcelona, en Clinica Friedlander, para bebés y niños

No es nada fácil encontrar dentistas respetuosos para bebés y niños, a mí me ha costado lo suyo pero ya la he encontrado, es Ruth Mayné y trabaja en Clinica Friedlander.

Pero os contaré mi largo camino hasta aquí, porque nos ha costado lo suyo.

La primera caries de Sofía la encontramos con tan solo 18 meses, en las paletas, cuando lo cierto es que no teníamos idea de que eso podía pasar en bebés tan pequeños ¡le acababan de salir!. Lo siguiente fue con ya 4 años, dos muelas muy afectadas, que para cuando las vimos estaban completamente agujereadas.

Fuimos a una odontopediatra y la experiencia fue tan mala que ella empezó a tener terror a ir, cerraba la boca y no se dejaba hacer nada. En la última visita nos dijo que para arreglarle la boca habría que dormirla. No volvimos nunca más.

Lo siguiente fue visitar otra dentista para niños en Barcelona, que a pesar de ser maja, no era del todo respetuosa con Sofía, diciéndole cosas como «si no te portas bien le tendré que decir a tu mami que salga». Con eso solo conseguía que se cerrara aún mas.

A ese último sitio fuimos varias veces: la primera vez se sentó y conseguimos que le revisara y le hiciera un diagnóstico. La segunda vez no pudimos ni ponerle la anestesia. La tercera le pusieron la anestesia y no se dejó hacer. Ya no fuimos más.

Cuando encontré la Clínica Friedlander me dijeron «Ruth es ‘la Carlos González’ de los odontopediatras«. Y tenían razón.

Con Ruth fue todo muy fácil, ella es amable, simpática y sabe muchísimo de lo suyo, ama su trabajo y a los niños, y se nota en todo lo que hace. Es rápida para trabajar, pero se toma todo el tiempo del mundo para explicar a sus pacientes y familias los procedimientos, materiales, como hacerlo en casa… un placer.

Os soy sincera, en la primera visita salí de la consulta muy emocionada, con los ojos llenos de lágrimas, no me podía creer lo que había pasado: Sofía había entrado y salido de allí, dejándose hacer y con total calma.

En las sucesivas visitas ya le hicieron los arreglos. En la primera le dieron un hipnótico que la relajó y la ayudó a no quedarse con el momento como algo traumático, y la siguiente ya se dejó hacer las muelas con más tranquilidad y sin medicación.

Óliver en cambio, se dejó revisar y que Ruth nos enseñara como lavarle los dientes en la primera visita, pero en la segunda ofreció bastante resistencia, no os voy a mentir… sin embargo Ruth trabajó con muchísima eficacia en tiempo récord,  y aunque lloró mucho se despidió de todos con un beso y de buen humor. Al salir me mostraba la boca arreglada 😉

Ruth no trata a las madres y padres como si sobraran, o molestaran, sino todo lo contrario, ella explica que nos necesita para trabajar, así ayudamos en un momento dado a sostenerlos, entretenerlos o lo que haga falta. Siempre me siento cómoda con ella.

Otra cosa que también ayudó a que se fuera contento, es que Ruth, además de una fantástica odontopediatra, ¡es buenísima con la globoflexia, y les hace de todo! además de que también se van siempre con un regalito.

Os voy a contar lo que aprendí en la Clínica Friedlander:

  • Los dientes se cepillan desde que salen con cepillo, y lo ideal es cepillárselos nosotros mismos hasta los 5 años y supervisado hasta los 8.
  • Las caries salen por culpa del azúcar, no solo de las chuches, sino también del azúcar presente en muchísimos alimentos. Las galletas son el demonio, os lo aseguro (esto os lo digo yo).
  • Usar el hilo dental incluso en pequeños, ¡no veas la diferencia que hay! Los flossers son más cómodos y así también se van familiarizando con el uso diario de ellos.
  • Espaciar las comidas (y el picoteo) al menos dos horas, para estabilizar el PH de la saliva. (cómo es que nadie me lo explicó?)
La Clínica Friedlander tiene una sala de espera muy family friendly

Mi consejo: llevad a vuestro bebé con Ruth en cuanto le salga su primer diente para que os lo explique todo. Os ahorraréis mucho sufrimiento y dinero, os lo prometo. La prevención es la clave, con la salud siempre es así.

Después no estaría mal una revisión anual como mínimo, no solo para aseguraros que todo va bien, sino también para que desarrollen una relación de confianza con la clínica, sus profesionales y tengan también responsabilidad con su salud.

Por último quiero recordar que Ruth es buenísima profesional, tanto en conocimientos como en procedimientos, respetuosa con los peques y tiene mucha paciencia con las madres y los padres. Te recibe con una sonrisa y transmite toda esa confianza que ella se tiene y el cariño por los niños. Ese besito que les da en la frente cuando los está tratando, mirarlos a los ojos, entender el momento que están viviendo… es empática y maravillosa. La verdad que me quedo corta con todo lo que os digo.

Y no me quiero olvidar del resto del equipo, que no sé sus nombres pero por algo trabajan con ella, son muy dulces con los peques y amables con las familias. Un gran trabajo de equipo.

Gracias Clínica Friedlander y Ruth por devolverle la salud a la boca de mis hij@s, y devolvernos a todos la confianza.

 

Gran de Gràcia, 108 entlo, Barcelona 08012

 

Tel. 93 832 72 81 – 689 645 997

 

 

De lunes a jueves de 10 a 14 y de 16 a 20 hrs.
Viernes de 10 a 18 hrs. ininterrumpido.

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