El fin de semana pasado nos liamos la manta a la cabeza y fuimos en familia a Espot invitados por Mammaproof. Por si no conocéis el sitio, está en la provincia de Lleida, situado en el valle de Espot, al este del río Noguera Pallaresa, en la comarca catalana del Pallars Sobirá. Es una de las entradas al Parque nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio.
Nuestro viaje empezó con casi 4 horas de coche, que confieso valían totalmente la pena. Aprovechamos que los viernes salen reventados de guarde-cole-insti y nos fuimos. Óliver por suerte durmió todo el viaje porque no había hecho siesta, y las chicas con sus libros y móviles nos dieron un viaje bastante tranquilo.
Esa noche al llegar solo pudimos acostarnos a dormir y esperar con ganas al día siguiente.
Nos alojamos en el acogedor Albergue Les Daines. Un sitio muy sencillo, económico y sin pretensiones pero con el lujazo de estar a pie de pistas… es decir, a prácticamente 50 metros de donde subíamos a la pista de esquí. Esto es importante para familias que creen que su presupuesto no les permite subir a esquiar 😉
Tened en cuenta que las habitaciones tienen literas y no tienen baño propio sino compartido, y eso puede ser un handicap con familias que tengan peques muy peques y bebés. Si tu prole ya tienen una edad ideal para la aventura, no tendrás problemas porque se compensa ampliamente estando a pie de pistas.
Óliver obviamente madrugó, pero a las chicas les costó mucho levantarse temprano. Tomamos el desayuno en el comedor del Albergue, bastante variado y con todo lo necesario para empezar el día: embutidos, queso, yogur, panes, bollería, tostadas, zumos, cereales, cacao en polvo, leches (incluso leche vegetal), mermeladas, mantequilla, fruta… bueno, muy bien.
Nos pusimos en marcha y aprovechamos para conocer el pueblo y tomar un aperitivo. El solo hecho de estar ahí rodeados de naturaleza ya relajaba los ánimos y apagaba el motor con el que vamos siempre. Tan solo disfrutar del día sin reloj.
Comimos en L’Avet de San Maurici, un pequeño restaurante pero agradable, en mi opinión con un 10 en todo. Nos sirvieron muy rápido, las porciones eran abundantes, con productos de temporada y platos que tenían muy bien equilibrados los sabores. Vamos, que estaba increíble la comida, y con muy buena relación precio calidad. Además tenían menú infantil y tronas para peques, aunque mis mayores se metieron platazos de adulto entre pecho y espalda.
Después de la sobremesa nos fuimos hasta les Valls d’Àneu, a 15 minutos en coche del pueblo de Espot, para una visita guiada por el Ecomuseu.
El Ecomuseu de les Valls d’Àneu es una típica casa rural (Casa Gassia) ambientada en los dos siglos pasados (tiene un poco de cada época) que recrea la forma de vida de una familia de clase acomodada de la comarca.
Es impresionante ver que con ingenio conseguían tener ciertas comodidades, aunque era una vida muy sacrificada: sin luz, sin calefacción (y con temperaturas que llegaban a -30), sin agua corriente… realmente eran vidas muy duras.
Oli se portó de maravilla y a las nenas les apasionó todo lo que el guía local les contaba sobre la vida cotidiana y el trabajo de los agricultores y residentes de la casa.
Volvimos con el peque dormido así que fuimos directos al albergue a cambiarnos, descansar y prepararnos para la cena. Oli siguió dormido al llegar así que yo me quedé con él en la habitación mientras Ro y las chicas iban a cenar. Como me tuve que quedar cuidándolo me trajeron una bandeja a la habitación, con postre y todo.
Al otro día venía lo más diver ¡subir a la nieve!
Amanecimos con ganas y preparados para la aventura: ropa de nieve,buscar material de esquí (allí mismo bajo el albergue) y subir a pistas en máquinas pisapistas con cabina para pasajeros siguiendo la traza de la telesilla, toda una experiencia.
Vicky y Sofi hicieron su bautizo de nieve aprendiendo a esquiar con un instructor y nosotros nos fuimos al Parque Lúdico a jugar con el enano.
Sinceramente no sé en que se nos fueron las horas ahí, pero lo pasamos en grande, jugando con la nieve, grabando, mirando a las chicas, tirándonos en trineo, etc. La pista de tubbies estaba cerrada porque la temporada ya se está acabando y la nieve estaba muy compacta al final del recorrido, así que era un poco arriesgado tirarse.
Sofía después de su clase se quedó subiendo y bajando en esquíes, le encantó esquiar y ya me está pidiendo ir otra vez.
La comida de menú burguer muy buena, con precios muy ajustados y ¡patatas fritas de verdad! no de las congeladas.
Además hizo un día de sol espectacular, que nos obligó a quedarnos con el mínimo abrigo del calor que estábamos pasando. Un lujo de domingo en la nieve.
El parque lúdico tiene guardería y puedes dejar peques a partir de los 4 años con las monitoras, aunque son estupendas y si tu peque es menor y se queda a gusto ellas te lo cuidan encantadas.
Fue bajar, otra vez en el pisapistas y estar en el albergue en menos de 1 minuto a pie, a paso de «gentevestidadenieveconesquiesenlospies» 🙂
Recogimos nuestras cosas y nos volvimos para casa, con peque dormido como en la ida.
Resumen
Aprendimos que se puede ir a la nieve con un presupuesto ajustado. Por ejemplo un Forfait adulto para esquiar un (1) día por 15€ o dos días por 30€ (están de promoción desde la reapertura en febrero). Desde 12€ por niño con derecho a 3 horas de uso ilimitado del Parque Lúdico con: subida y bajada en la máquina pisanieves, uso de la pista de tubbing y de la de trineos, acceso al jardín de nieve y préstamos de raquetas para hacer las rutas en el Parque Nacional de Aigüestortes y Estaany de Sant Mauricio. Si no vas a esquiar ni hacer uso del parque lúdico solo pagas 6 euros. El alojamiento depende de la temporada pero mirad la web del albergue Les Daines porque suelen tener muy buenas ofertas.
Os recomiendo un finde como el que pasamos nosotros, diversión asegurada!